jueves, 19 de febrero de 2009

Antonin Artaud


¡No tengo voz para elogiarte, hermano mío!

Si me inclinara sobre tu cuerpo que la claridad va a esparcir,

tu risa me rechazaría.

El corazón entre nosotros, durante lo que se llama

impropiamente una hermosa tormenta,

Da en tierra varias veces

Mata, cava e incendia,

Luego renace más tarde en la dulzura del hongo.

No tienes necesidad de un muro de palabras para exaltar tu verdad,

Ni de las volutas del mar para ungir tu profundidad

Ni esa mano afiebrada que nos rodea la muñeca

Y suavemente nos lleva a derribar un bosque

Donde nuestras entrañas son el hacha.

Está bien. Vuelve al volcán.

Y nosotros,

Que lloremos, asumamos tu relevo o preguntemos:

"¿Quién es Artaud?" a esa espiga de dinamita

de la que ningún grano se aparta.

Para nosotros no ha cambiado nada,

Nada sino esta quimera que vive el infierno y que se

despide de nuestra angustia.



París, 8 de marzo de 1948 (Les Matinaux)

Buhardilla 9

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