jueves, 19 de febrero de 2009

La vuelta al día

(...) ¿Y por qué no un libro de memorias? Si me diera la gana ¿por qué no? Qué continente de hipócritas el sudamericano, qué miedo de que nos tachen de vanidosos y/o pedantes . Si Robert Graves o Simone de Beauvoir hablan de sí mismos, gran respeto o acatamiento; si Carlos Fuentes o yo publicáramos nuestras memorias nos dirían inmediatamente que nos creemos importantes. Una de las pruebas de subdesarrollo de nuestros paises es la falta de naturalidad de sus escritores; la otra es la falta de humor, pues este no nace sin naturalidad. La suma de naturalidad y de humor es lo que en otras sociedades da al escritor su personería; Graves y Beauvoir escriben sus memorias el mismísimo día que se les antoja que ni a ellos ni a los lectores les parezca algo excepcional. Nosotros, tímidos productos de la autocensura y de la sonriente vigilancia de amigos y críticos, nos limitamos a escribir memorias vicarias, asomándonos a la Frégoli desde nuestras novelas.

Julio Cortázar (La vuelta al día en 80 mundos)

Buhardilla 10

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